La herencia del endeudamiento argentino es “sumamente preocupante” porque la Argentina tiene los mercados internacionales de crédito “virtualmente cerrados”. El riesgo país es el más alto de América latina, con 2.120 puntos. Solo superado por Venezuela (19.410 puntos). Este escenario ocurre luego de una reestructuración de la deuda pública en moneda extranjera en 2020, el lanzamiento de un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional en 2022 y los sucesivos canjes de títulos en moneda local. Un informe elaborado por la Fundación Libertad y Progreso en base a datos publicados por el Ministerio de Economía mostró que a octubre de 2023 la deuda pública del Tesoro Nacional subió a U$S 419.291 millones, alcanzando su máximo histórico. En noviembre de 2019, el endeudamiento bruto del Tesoro Nacional era de U$S 313.299 millones. En otras palabras, el gobierno de Alberto Fernández aumentó la deuda en un 33,8%.
El aumento del endeudamiento también ha sido récord histórico. En los 46 meses de la gestión de Alberto Fernández la deuda bruta subió U$S 106 mil millones. Más de un tercio de la suba, unos U$S 38.517 millones (36% del total), se dio durante la gestión del actual ministro Sergio Massa. Si además sumamos el juicio por la estatización de YPF, por unos U$S 16.000 millones, entonces el incremento de la deuda llega a unos U$S122.000 millones.
Esta cifra es sólo comparable con el incremento de US$101 mil millones durante la administración de Cristina Fernández, la segunda mayor suba histórica de la deuda. Cambiemos por su parte la incrementó en US$65 mil millones. Teniendo en cuenta que en diciembre de 2015 se transparentaron deudas atrasadas y no contabilizadas en las estadísticas del Ministerio de Economía por US$26.000 millones, correspondientes al juicio con los hold-outs, juicios en el Centro Internacional de Arreglo de Diferendos relativo a Inversiones (Ciadi) y deudas en el marco del Plan Gas.
Solo por la deuda contraída por el Tesoro Nacional, cada argentino debe, en promedio, unos U$S8.987, unos U$S 1.850 más que en diciembre de 2019 (26% en la administración de Alberto Fernández). No es casualidad pues en los últimos cuatro años el Tesoro convivió con un persistente déficit fiscal que debió financiarse con endeudamiento y emisión monetaria, indica el reporte al que accedió LA GACETA.
En dólares constantes, es decir ajustando por la pérdida de valor de la moneda estadounidense a lo largo del tiempo, la deuda pública también alcanzó su máximo histórico. En comparación con el año anterior, el incremento fue de 2,7% y si se compara con el 2019, el aumento llega a 10,3%.
Según Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, el incremento de la deuda se debe a un sistemático déficit fiscal. A su vez, esto provoca que el sendero de vencimientos sea insostenible, ya que el Estado argentino se muestra cada vez más insolvente. La consecuencia, directo es el aumento en el riesgo y, en consecuencia, de la tasa de interés. “Esto dificulta a su vez al crédito y a la inversión, generando dificultades de crecimiento. Para cambiar las cosas, es indispensable que el próximo Gobierno logre encausar la solvencia del Estado Nacional lo antes posible”, explica.
En tanto, el economista Eugenio Marí, economista jefe de la entidad, señala que “a la deuda del Tesoro hay que sumar la deuda del Banco Central, que lamentablemente no gozó de una independencia efectiva en estos años. Por ejemplo, las reservas netas del BCRA cayeron en U$S 23.384 millones, pasando de un positivo de U$S 13.164 millones el 10 de diciembre de 2019 a un rojo de U$S 10.219 millones actualmente”.